Desde pequeños, a menudo, se nos enseña y promueve la capacidad cognitiva, la del pensamiento por encima de cualquier otro y prácticamente como si fuera la única existente. Se nos recuerda la importancia de pensar antes de actuar, la capacidad de razonar ante un problema y, como dijo Descartes unos siglos atrás: «cogito ergo sum» (pienso, entonces existo).
LAS EMOCIONES, LAS GRANDES IGNORADAS
Y, ¿dónde quedan las emociones en todo este reino del pensamiento? Porque sí, aparte de razonar, también sentimos emociones, aunque no siempre estamos dispuestos a admitirlo.
Nadie nos ha enseñado qué emociones son las que nos impulsan ni qué función están cumpliendo en nuestro sistema. Por el contrario, hemos aprendido a vedar un cierto tipo de emociones que alguien en algún momento consideró como negativas, tales como la rabia, el miedo o la tristeza.
Quizás si nos adentramos en el descubrimiento de la función de las emociones, si descubrimos el porqué de su existencia, podremos entender (siempre desde el pensamiento, por supuesto) que nos son útiles y entonces las podremos utilizar a nuestro favor. Habremos cambiado una batalla por una alianza.
En primer lugar decir que las emociones son de naturaleza relacional, es decir, provienen de la relación con los demás, la relación con la realidad que nos rodea o de la relación con nosotros mismos y a la vez nos ayudan a seguir manteniendo un nivel de relación.
Ahora que ya hemos hablado de la razón y de la emoción podemos introducir una tercera parte en discordia: el cuerpo, que lo podemos entender como la parte instintiva. Es el medio por el cual se expresan las emociones y es allí donde las sentimos.
EMOCIONES PRIMARIAS Y SECUNDARIAS
Empezamos a entrar en el mundo de las emociones. Las hay de dos tipos:
Primarias: tristeza, miedo, rabia, alegría y amor. Están adaptadas al contexto donde se encuentra la persona, son cortas e intensas, cuando empiezan a disminuir pueden desaparecer o transformar.
Secundarias: culpa, vergüenza, angustia … No tienen que ver con el contexto y son el resultado de una evaluación, las creamos a través de ideas, a partir del razonamiento que estoy haciendo sobre el mundo y sobre mí mismo.
¿PARA QUÉ NOS SIRVEN LAS EMOCIONES?
Rabia: Nos sirve para no aceptar una situación e intentar cambiarla. Nos ayuda a defender el territorio, poner límites. En la rabia siempre hay esperanza de cambio, es una lucha, se quiere modificar un estado. Sólo hace falta que imaginemos una cara donde predomina la rabia y confirmaremos esta batalla contra alguna persona, objeto o situación.
Tristeza: Es posterior a la rabia. Se da cuando ya ha habido una aceptación de la situación que nos producía rabia. En la tristeza ya no esperamos un cambio, no hay esperanza, sólo dolor. A través de la aceptación podremos volver a situarnos y empezar de nuevo.
Miedo: Nos condiciona y hace que evitemos situaciones. La parte positiva es que nos ayuda a valorar peligros y nos protege, sin ella probablemente correríamos unos riesgos de muy alto nivel. Como dijo un filósofo: «valiente no es quien no tiene miedo, que no tiene miedo es inconsciente».
Alegría y Amor: Las dos emociones nos ayudan a entrar en contacto con los demás, es una forma de relacionarnos y crear vínculos con el exterior a la vez que mejora nuestra autoimagen. También nos hace ser más solidarios y aumenta nuestra sensación de bienestar.
Para hacer entrar en juego al cuerpo, podemos probar a hacer el ejercicio de imaginarnos una situación donde hayamos sentido una de estas emociones y fijarnos en qué parte del cuerpo la notamos. Muy probablemente podremos identificar la zona que pertenece a cada emoción.
Anna Valls
Psicóloga col. 17195
Terapeuta Floral
www.psicologosgirona.es
1 comentario
Gracias… me ayudo a aceptar que mis emociones son muy importantes y no frenarlas