¿Te has parado a pensar qué hay detrás de los códigos aparentemente sin importancia como pueden ser “E951”, “E621”… que aparecen en la lista de ingredientes de la mayoría de alimentos de tiendas y supermercados? Son los aditivos alimentarios, unas substancias que se añaden a los alimentos con la finalidad de favorecer su elaboración, alargar su vida, potenciar o cambiar su color o su sabor, sustituir el azúcar… Algunos son naturales e inofensivos pero muchos otros son químicos y tienen efectos nocivos sobre la salud. Pueden producir desde una indigestión o hiperactividad hasta la destrucción de las neuronas o el cáncer. ¡Conviene pues conocerlos!
LOS ADITIVOS MÁS PELIGROSOS
En la siguiente lista damos un repaso a los aditivos más peligrosos que deberías evitar en tus compras. No especifica los efectos de cada uno de ellos por lo cual te remito a enlaces y a un libro para que, si te interesa, profundices:
Colorantes
Del E102 al E105; del E106 al E133; E142, E150, E151, E152, E154, E155; E161. La mayoría provocan hiperactividad, insomnio, alergias, asma, urticaria y algunos podrían ser cancerígenos y mutágenos. E173, E174, E175, E180 y E181.
Conservantes
E200; del E201 al E203 (asma, urticaria, problemas digestivos y, en reacción con los nitratos, malformaciones congénitas; del E210 al E213 (hiperactividad, asma, irritación de los ojos, urticaria, problemas de crecimiento, insomnio, trastornos de conducta, leucemia y, posiblemente, cancerígeno); del E214 al E219 (hiperactividad, urticaria, insomnio, efecto anestésico y vasodilatador, calambres); del E220 al E228; del E230 al E233; E235; del E236 al E238 (puede ser cancerígeno y tóxico para los riñones); del E239 al E241 (entre otros efectos, puede ser cancerígeno); E242; E249 (tóxico y cancerígeno); del E250 al E252 (hiperactividad, asma, insomnio, náuseas, vértigos, bajada de tensión y cáncer) y E284 i E285 (diarrea, lesiones en órganos internos, problemas menstruales, anorexia, caída de cabello e intoxicaciones en grandes cantidades).
Acidulantes y antioxidantes
E264; E310 (entre otros, cancerígeno); E311 y E312; E320 y E321 (cancerígeno entre otros efectos); E380; E385.
Aditivos, antiaglomerantes, emulsionantes, espesantes y gelificantes
E421; E425; E430 y E431 (entre otros, cancerígeno. Prohibido en Estados Unidos); del E432 al E436 (infección urinaria, coágulos, cálculos renales, tumores…); E441; del E450 al E452 (entre otros, disminución del crecimiento, de la fertilidad y esperanza de vida más corta); del E460 al E469 (posiblemente cancerígenos); E471 y E472 (posible afectación al crecimiento, al sistema reproductivo y efectos mutágenos); E473; E474; E477, E479b; del E491 al E495; E496 (posiblemente cancerígeno); E507 (lejía!!!); E508; E509 (usado para fabricar pegamento y anticongelantes); E510 (usado en la fabricación de explosivos, pilas y barnices); del E512 al E515; del E517 al E523; E525; E541 (posiblemente neurotóxico y se sospecha que puede contribuir a la aparición del Alzheimer); del E542 al E545; y del E552 al E556. E559.
Potenciadores de sabor
E620 (sustituto de la sal, invita a comer más. Puede provocar pérdida de la sensibilidad en la nuca, costado y brazo, dolores cardiovasculares y ataques de asma); del E621 al E625 (glutamato monosódico, destruye las neuronas del cerebro con gran rapidez. Muy común en platos precocinados, patatas fritas, aceitunas, palitos de cangrejo…); E626; del E627 al E635 (estimula el apetito y puede provocar gota, hiperactividad, asma, reacciones cutáneas, insomnio, alergia e irritación de mucosas); E636 y E637 (posible afectación de los glóbulos rojos); E640 y E650.
Agentes de Recubrimiento y gases propulsores
E900 (posibles problemas renales, hepáticos, del sistema nervioso y alergia. Podría ser cancerígeno); E904, E905 (mala absorción de vitaminas y minerales); E907: del E912 al E914; E927a (posible hiperactividad, asma, insomnio y mala asimilación de la vitamina E); del E943 y E944.
Edulcorantes y enzimas
E950 (acesulfamo K , presente en dulces, bebidas, bollería industrial, postres, bebidas lácteas… puede ser cancerígeno y favorecer la hipoglucemia y el colesterol); E951 (aspartamo, cancerígeno entre 92 síntomas más); 952 (puede ser cancerígeno); E953; E954 (sacarina, alto riesgo de generar alergias y también cancerígeno); E955 (sucralosa, posible destrucción del sistema inmunitario); E957; E962 (sal de aspartamo y de acesulfamo-K); E965 y E966; E967 (xilitol, posiblemente cancerígeno, problemas de metabolismo, acidosis, cálculos renales, disfunción de los riñones, náuseas, pérdida de orientación y desmayos); E999; E1100 y E1105.
Almidones, soportes para aditivos y otros
E1200; E1201 y 1202 (han provocado cáncer y abortos espontáneos en animales de laboratorio); E1404; E1410; E1412; E1413; E1420; E1422; E 1450; E1451; E1505; E1517; E1518, E1519 y E1520 (puede provocar pérdida de visión, problemas de riñones y en el sistema nervioso).
EL VENENO NUESTRO DE CADA DÍA
Pocas personas son conscientes que la comida que toman cada día está acompañada de auténticos venenos que minan su salud. Los efectos de algunos aditivos están estudiados desde hace décadas y a pesar de todo siguen utilizándose por culpa de la presión de la industria alimentaria. Los estudios son caros y a veces se produce la paradoja que los gobiernos no pueden o no quieren asumir los costes y la propia industria alimentaria terminan realizando la investigación de los efectos, lo cual desvirtúa cualquier credibilidad de los resultados.
LEER LAS ETIQUETAS
Mientras la sociedad no tome en serio este problema de salud pública, es importante leer los ingredientes de los productos. Por defecto, evitad los productos que contengan los aditivos mencionados arriba. Esto implica prescindir de la mayoría de productos que podemos encontrar en un supermercado: (bebidas de sabores, patatas, alimentos precocinados, productos sin azúcar…) Tomaos un día el tiempo de ver las etiquetas de los productos y quedaréis asombrados de los tóxicos que tomamos. Eliminar de nuestra dieta la mayoría de aditivos hará que evitamos centenares de efectos secundarios de los cuales a menudo no sabemos identificar su origen. Curiosamente, la legislación permite identificar los aditivos por su nombre o por su código por lo cual puede resultar más difícil la búsqueda (el aspartamo puede aparecer como tal nombre o con el código E951, que puede resultar aparentemente más inofensivo).
Para más información, os recomiendo la lectura de este libro:
“Peligro, los aditivos alimentarios”
Corinne Gouget
Ediciones Obelisco
ISBN 978-84-9777-492-5
De gran interés también esta página con información exhaustiva y detallada.
Si queréis una lista de los aditivos más corrientes para consultar sus efectos mientras estáis en el supermercado, podéis acceder a esta página.
Albert Torrent
Equipo MeSiento.com
4 comentarios. Añade el tuyo!
Hola, hace mucho que vengo viendo un ; pero como no cnozoco mucho esa marca nunca termino de decidirme. Que informacif3n puedes darme??? Gracias
[…] Antes de comprar cualquier producto, asegúrate que en el listado de ingredientes no figure “aspartame”, “E-951” o “procedente de una fuente de fenilanina”. De hecho y por prevención, harías bien en prescindir de la mayoría de alimentos que contienen aditivos (las famosas “E” seguidas de 3 dígitos). Para más información, consulta este post. […]
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Eres un indocumentado. El 1200 no tiene nada que ver con el 1201 y el 1202. Por lo que has puesto te podrían demandar. Otra vez estudia un poco ..