Desde el año 1997 me muevo por hospitales y a lo largo de mi vida profesional han sido muchas las situaciones de sufrimiento, enfermedad y duelo que he vivido, tanto en el ámbito laboral como personalmente… No puedo decir que ninguna haya sido agradable, os lo aseguro. Pero puedo acordarme con amor de cada una de ellas.
Me dedico entre otras cosas a la educación para la salud con adolescentes pero también acompaño en la consulta diaria a personas en procesos de pérdida. Mis compañeras y yo acompañamos a diario, desde la consulta, desde el domicilio, en procesos de duelo, ya sea por enfermedad, por salud, por la pérdida del trabajo, por la pérdida de la pareja e incluso, por situaciones extremadamente dolorosas como la que puede suponer perder a un hijo. Para mí, y creo que estaréis totalmente de acuerdo, la peor situación que cualquier madre-padre-abuelo-abuela-hermano puede sufrir (porque queda muy lejos de nuestro razonamiento lógico: ” se mueren los viejos, pero no los jóvenes “). ¿Qué os quiero decir con todo esto? pues os invito a reflexionar…
AFRONTAR EL DOLOR
Vivimos en una sociedad que busca la anestesia emocional. No la queremos, la reclamamos; la llamamos, la exigimos con pavor: Acudimos al centro de urgencias para que sea el médico quien nos resuelva este mal tan sufridor e inaguantable que tenemos dentro, un mal que no entendemos, que no queremos, y que no hemos buscado… necesitamos anestesiarlo, con la dosis mayor de hipnóticos, sedantes, o lo que sea… anestesiarlo sin afrontar al mismo… porque afrontarlo supone más dolor… Pero también supone responsabilidad, esfuerzo, y estima hacia nosotros mismos. Los conflictos que no se resuelven, quedan dentro de nosotros de forma latente, y van reapareciendo con más fuerza, pudiendo incluso, provocar enfermedades. Y eso está claro: la psicomatitzación no es más que la expresión física de los conflictos emocionales no resueltos.
OCULTAR EL SUFRIMIENTO A LOS NIÑOS
Queremos enseñar a nuestros hijos lo mejor de la vida pero borrando lo que no nos gusta, lo desdibujamos, lo sacamos del presente. Les hemos enseñado que todo tiene solución… y nadie les ha hablado de que en la realidad no es así. Nadie les ha enseñado a sufrir, a gestionar la tristeza, que no es más que otro sentimiento. Y que siento deciros, señores míos… no es una depresión… Se trata de un malestar emocional. Y lo tratamos como estamos acostumbramos desde pequeños a “borrar” el malestar físico: el niño cae, llora, y corriendo le damos “Dalsy” y le decimos: “no llores niño, no llores “. Cuando lo correcto sería decir: “sí cariño, duele, y duele un rato, pero luego pasará, y la madre / padre / abuelo-a te ayudará”. De la misma forma, queremos borrar el malestar emocional, y esto no funciona así.
ENSEÑAR QUE NOS PUEDE PASAR
Con la muerte, con la pérdida de salud, ni los padres, ni los profesores, ni los médicos, ni siquiera el dinero, pueden hacer nada… y entonces se inicia el conflicto…
Los adolescentes no pueden utilizar completamente el razonamiento lógico porqué todavía no lo tienen estructurado del todo a nivel cerebral, sus conexiones son inmaduras, y muchas de las situaciones de riesgo que se dan en la adolescencia están relacionadas con este hecho. El “pensamiento mágico” y de “invulnerabilidad: a mí no me pasará”, les acompañará hasta la etapa adulta… y por mal que me sepa decirlo, continuará presente en muchos adultos inmaduros o adultos-adolescentes. Por eso hay que aprovechar estos momentos… para desmontar este falso sentimiento que entre todos hemos creado.
IGNORAR EL SUFRIMIENTO ES APLAZAR LOS CONFLICTOS
La sociedad, los padres, no han hecho más que empeorar la situación de invulnerabilidad, pensando que borrando el sufrimiento del escenario perfecto que han dibujado por sus hijos les favorece.
Nada más lejos de la realidad, me entristece ver, como hemos perdido el norte, como educadores, como padres, como sociedad… me entristece ver como hablar de sentimientos supone un esfuerzo tan grande en todos nosotros… Como los sentimientos se aplazan, como los conflictos emocionales se apartan (pero no se resuelven) por qué son molestos. Como tratar de la muerte, un proceso tan natural, como la vida misma, supone un problema para esta generación.
Un generación que vive totalmente desvinculada al sufrimiento real de la sociedad, donde la muerte significa “game over”, y sólo es un videojuego, donde “nunca me pasará a mí”, donde todo es ciencia-ficción… hasta que llega el momento y nos salpica con todo lo que conlleva enfrentarse a la realidad, donde yo como adolescente veo “que también me puede pasar a mí”.
HABLAR SOBRE LA MUERTE
Os invito a que reflexionéis, os invito a que habléis a vuestras familias y que no olvidéis que la muerte no es más que la continuidad de nuestra vida o, mejor dicho, para algunos puede suponer el fin de esta, para otros la próxima fase… por eso existen las leyes metafísicas, las creencias religiosas, o como le queráis decir… Por muy traumática que pueda ser, por muy trágica, por muy dolorosa… la muerte está presente en todos nosotros desde que nacemos. No lo olvidéis. Y para todos nosotros, absolutamente para todos, es igualmente trágica y dolorosa, porque ninguno de nosotros está exento del sufrimiento humano.
Los padres como educadores no podéis perder de vista que si no os planteáis vuestra propia muerte, difícilmente podréis ayudar a entender o hablar de la misma. Si vosotros mismos no trabajáis vuestro interior, los conflictos, los duelos que nos van acompañando a lo largo de la vida, difícilmente podréis hablar a vuestros hijos, vuestros alumnos, vuestros pacientes, o a quien sea, del significado de la muerte.
Antes los curas, la iglesia tenía asumida este papel. Hoy en día, estos chicos ni siquiera tienen eso. Y la familia, evidentemente contribuye a la anestesia general del sufrimiento, e ignora que la muerte pueda llamar alguna vez la puerta de su casa, como si la ciencia lo soluciones todo o como si el dinero pueda comprar la vida.
ACEPTAR EL SUFRIMIENTO
Ahora nadie puede hablar de la muerte, por qué “pobrecitos, estas cosas no se deben hablar…” o “ahora no toca”. Sobre la muerte, la enfermedad, se puede hablar en cualquier momento, siempre y cuando sea el indicado. Y siempre que se haga desde el corazón.
Os invito a que reflexionéis sobre estas palabras, por qué estamos viviendo situaciones realmente difíciles, en una sociedad en “crisis”, en la “crisis del dinero”, donde diariamente estamos viviendo duelos, por la pérdida del trabajo, por el divorcio, por la entrada en la menopausia, o por la jubilación.
No os puedo dar claves para no sufrir, no os puedo enseñar a hablar de la muerte, pero tampoco creo que haga falta llamar a “expertos en conflictos de muerte”, porqué no estamos hablando de algo patológico sino que deberíamos de integrarlo dentro del proceso vital de cada uno de nosotros y permitirnos hablar desde el corazón abiertamente.
Os podría hablar de las fases del duelo, de cómo se pueden resolver, del manejo de éstas, os podría hablar del duelo patológico… Pero prefiero, invitaros a la reflexión… es más, invitaros a la aceptación.
Mª José Bejarano
DUI col. 4.112
Osteopatía observacional energética
Homeopatía. Flores de Bach
www.mariajosebejarano.com
contacto@mariajosebejarano.com
1 comentario
estoy realmente deacuedo,nos engañamos i engañamos a nuestros corazones,nos da miedo,aunque no a todos,a los cambiosi como no a saber afrontarlos.en fin los umanos somos complicados.