Junto con el lapislázuli, la turquesa es una de las piedras utilizadas por civilizaciones antiguas como gema para abalorios de poder.
Está compuesta por fosfatos hidratados de aluminio y cobre, es muy porosa, su color varía del azul claro al azul verdoso, dependiendo de su mezcla.
Corresponde al quinto chakra, el de la garganta, pero por su color variable también podemos utilizarla para el chakra del corazón.
En Egipto, durante miles de años y debido a su color, fue muy apreciada. Su extracción es manual y muy cuidadosa.
La turquesa proviene del país de nombre similar Turquía, aunque curiosamente ahí no se encuentran. La explicación es que la ruta de la seda fue introducida en Europa por el mencionado país y de aquí el origen del nombre de esta piedra.
Al comprarlas debemos asegurarnos de su autenticidad, ya que se encuentran en el mercado las mencionadas “turquenitas”, que son imitaciones de la turquesa, cuando en realidad es muy usual que sean howlita (piedra blanca de talco) teñida de color azul.
Es una gema muy sensible y por su porosidad se ve afectada por el sudor, los perfumes y otros cosméticos.
En la antigüedad era utilizada por los nativos americanos y la cultura precolombina. Para ellos era símbolo de protección, abundancia y fuerza.
Sus propiedades son múltiples, se usaba para el mal de ojo, se creía que protegía el hogar, trayendo armonía y paz.
En terapias nos ayuda a expulsar las toxinas nocivas de nuestro cuerpo, purifica la sangre, alivia los dolores de cabeza y migrañas, así como los dolores musculares.
Nos ayuda a mejorar la memoria, los problemas de visión ocular, y la garganta.
Fortalece los meridianos corporales y sus campos energéticos.
Potencia el sistema inmunitario y regenera los tejidos.
Es antiinflamatoria y desintoxicante.
Ayuda a mejorar estados de agotamiento y depresión así como los miedos, aportando alegría y bienestar.
Equilibra y alinea los chakras.
Debe limpiarse con aceite y cargarla a la luz de la luna llena.
Podéis llevarla preferentemente como colgante (garganta-corazón) o como pendientes (equilibrando los dos hemisferios)
La turquesa es una gema muy especial y sanadora, obtener una es todo un regalo.
M. Dolors Abril
Terapeuta de cristales – maestra de reiki japonés y tibetano – terapeuta de reiki
6 comentarios. Añade el tuyo!
Hola Dolors :
Com tots els articles que fas aquest també m’ha agradat molt.
Petons
Conce
Gràcies cel, per llegir-me.
Una forta abraçada!
Hace tiempo que leo el blog esporadicamente, pero los ultimos articulos que he leido han sido francamente buenos, te felicito! espero que los siguientes sean igualmente de buenos. Si es asi, aqui tienes un visitante seguro 🙂
Muchas gracias por leernos. LLevo un tiempo saturada de trabajo (gracias a Dios) pero en breve habrá nuevos artículos que estoy segura serán de tu interés.
Un abrazo!
Hola, tengo una turquesa que como dice en tu artículo, de tanto llevarla conmigo se vio afectada por mi piel y se puso opaca. Quisiera saber si hay alguna forma de limpiarla para recuperar la. Muchas gracias!
[…] Minerales: Turquesa, celestita, topacio azul, sodalita, lapislázuli, aguamarina. […]