Las redes provocan que la información nos llegue en rachas cortas a diferentes horas del día y de forma desestructurada. Buscamos el slogan, el claim, la frase, la noticia corta, el morbo. Que llegue de forma directa pero sin desarrollo, sin profundizar, carente de reflexión. Leemos y nos quedamos igual. Si añadimos alguna cifra parece que ya es suficiente.
El móvil lo consultamos 50 veces al día durante dos o tres minutos. El ordernador, o incluso un Kindle, nos obliga a sentarnos, a relajarnos. Nos sentamos 4 veces al día pero al menos estamos 30 minutos consumiendo una información concreta. El detalle es mucho más importante que la immediatez. El gran problema es que esta información detallada hay que saber encontrarla y este cambio en nuestro comportamiento también ha hecho que decaiga la cantidad publicada de información de este tipo.
Esto nos afecta a nuestro modo de pensar y razonar. Nos vuelve más simples y nuestras reflexiones pierden fuerza, autoridad. En el fondo, nuestra mente se vuelve menos útil, más llana, más superficial y más hiperactiva. Una mente hiperactiva carece de valor.
Personas como Droblo, con su blog euribor.com.es, que lleva 10 años publicando un solo artículo al día por la mañana a modo de reflexión o el tristemente desaparecido gurusblog.com (ahora en twitter). Quizás deberíamos volver a las columnas de periódico, mucho más ricas en contenido que un publicación en una red social. Un tuit deja huella 5 minutos, o el tiempo en que la gente lo comenta o lo retwitea. Un buen artículo puede dejar huella toda la vida. Menos followers y más lectores, aun a riesgo que se nos diga que no entendemos las redes sociales.
Rosalía sí entiende las redes sociales. Es una reina en ellas. Pero no publica ni opiniones ni reflexiones, sencillamente entiende que es un excelente lugar donde exponerse.
Recuerdo hace años, cuando llegaba a casa con ganas de abrir el ordenador y leer artículos completos realizados con gran conocimiento y dosis de investigación y largos comentarios repletos de sentido, creando debates realmente enriquecedores. Ahora, entro en las redes sociales y solamente veo fotos o pequeños textos escritos muchos de ellos impulsivamente, con comentarios que se limitan a simples corazones, emoticonos o diversos retweets. Todo ello con el objetivo que una frase, muchas veces vacía de sentido -un simple claim- sea leída por el máximo número de personas.
Es necesario ser seletivos y volver a coger las riendas de la información que deseamos consumir. En las redes se genera información que la mayoría de veces no eliges recibir. A veces el insulto, la burla y las mentiras parecen ser la norma cuando deberían ser la excepción. Es un triste reflejo de nosotros mismos que Microsoft suelte una inteligencia artificial por internet y que, en base a nuestro comportamiento, en menos de un día se vuelva antisemita y tengan que apagarla.
Últimamente estan apareciendo muchos hilos en twitter que no dejan de ser post succesivos, pero no sería mejor realizar un post en un blog de forma que se pudiera acceder al artículo completo y estubiera disponible para la posteridad? Herramientas como «Medium«, son un buen esfuerzo para cubrir este hueco, pero a fecha de hoy no tenemos la sensación de que lo acaben de conseguir.
Decimos que ahora, la internet es participativa, todo el mundo puede publicar, todo el mundo puede postear, todo el mundo puede hacer todo. Cual es filtro entonces, para una mente en construcción (por ejemplo la de nuestros hijos) para saber a quién escuchar? Se consume información, sin cuestionar cual es la fuente, confiamos al algoritmo la seleción de la información, perdiendo nuestro sentido crítico. El más visitado, el más retwitteado no va a ser siempre el más coherente con la información que genera. En la práctica nuestros hijos acaban ‘tragándose’ vídeos en Youtube elegidos por el algoritmo, más de lo mismo.
Para acercarnos mínimamente a la calidad de artículos de antaño, vemos que es necesario volver a los libros, donde ese derarrollo del pensamiento se conserva. Libros extraordinarios como «21 lecciones para el Siglo XXI«, contienen esa profundidad que internet ha perdido.
Porque tomamos como referencia un punch de 3 lineas y no un libro como «La conquista de la felicidad» de Bertrand Russell? Porque un punch te remueve solamente la superfície, y Bertran Russel puede remover tu vida entera.
Dicen que cuando no pagas por algo, el producto eres tu. El hecho es que no pagamos por ninguna red social, con lo cual pasamos a ser un mero producto al cual entregar anuncios para beneficio de la plataforma. Realmente hay una voluntad de generar información útil para nosotros? O simplemente interesa que la generemos y la consumamos para que nos impacten con más anuncios? Donde están los grandes pensadores que nos ayudan a construir una sociedad mejor a través de sus ideas? Tienen que quedar reducidos a los libros? No pueden llegar a la masa? O la masa somos meros borricos?
El uso que hacemos de Facebook, Instagram, Whatsapp, Twitter,… no deja de ser un reflejo de la profunda enfermedad que padecemos como sociedad. Recuperemos nuestra esencia y curemos esa enfermedad. Meditar, leer, escribir y debatir son el mejor antídoto.
Jenny y Narcís
Equipo MeSiento.com
PD: Lo más preocupante es que escribo este artículo y no dejo de pensar en cuántos retweets puede llegar a tener. Es increïble ver hasta que punto tenemos este mal enquistado en nuestra mente.