PATERNALISMO Y YONQUIES
De todos es conocido, y espero que pocos discutan, que el sistema sanitario actual se había dedicado a eliminar cualquier vestigio de sentido común en nuestra población vendiendo un paternalismo irracional sanitario. Vendiendo el producto sanitario como algo milagroso, “engancharon” al pueblo al consumismo del producto. Mejor dicho: lo engancharon al mercado farmacéutico de la misma manera que nos engancharon con los bancos y las hipotecas. Y vendiendo la idea de que «la salud se compra», iniciaron la «burbuja sanitaria, paralelamente a la inmobiliaria»
Y durante todos estos años, el sistema sanitario recolectaba dinero mientras conseguía «yonquis» sin voluntad, sin crítica, y con una gran idea: “cuanto más medicamentos me receten, mejor será mi salud y mejor será mi médico»; «cuantas más exploraciones me hagan, a cuántas más pruebas complementarias me someta, cuando más caros sean los medicamentos que tome… mejor será mi salud y mejor mi calidad de vida».
Lástima que… se equivocaron. Como muchos de mis compañeros del otro lado ya anunciaron (los no alopáticos) en aquellos tiempos de bonanza. Y entonces los tiempos pasaron y el sistema reconoció que no podía mantener el paternalismo. Claro, le costaba muy caro y se comenzó a hablar de medicina preventiva y a desvincular ligeramente el paciente del sistema. Empiezan a hablar de la responsabilidad del paciente y a medida que avanzamos, de los autocuidados y de la prevención.¡Hasta el día actual!, cuando alguien, el más sabio de los sabios, ¡ha descubierto la gran idea de convertir a los pacientes en expertos! Eso sí, siempre vinculado al mantenimiento de la cronicidad de la enfermedad para poder mantener el consumismo medicamentoso.
LLEGA LA CRISIS
Ahora ya estamos todos dentro de la cesta y entonces aparece la crisis y el sistema, una vez más, nos vende otra película: «saben señores clientes, ustedes son los responsables de que el sistema sanitario haya hundido y ahora, ¿cómo no?, lo pagarán «Y ahora ves a todos los “yonquis” adeptos del sistema sanitario y de las farmacéuticas que no pueden pasar 8 horas sin consumir sus drogas y que, ahora, desgraciadamente, deberán abonar de sus bolsillos, como si nunca hubieran pagado ni un duro, «sólo una parte». Y aquel jubilado, que nunca ha ido al médico y que toda la vida ha estado cotizando deberá quitar el euro por receta, a la espera de que no le vuelvan a bajar la paga raquítica del mes, que agradecidamente recibe (como si le hubieran regalado).
EL TRABAJADOR SANITARIO, OTRA VÍCTIMA DEL SISTEMA
Y hablamos del otro lado del mostrador, «las marionetas», los que se dejan la piel día a día detrás de la mesa, cambiando de marcas a genéricos, de genéricos a precios de referencia y de precios de referencia a… ¡churros! Obedeciendo al que te paga, porque si no… ¡te quedas sin trabajo! Te recortan el salario pero ¡»da gracias» por tener trabajo! (os recuerdo a todos que el derecho a un trabajo digno está reconocido en la Constitución española, hasta que aparezca un «nuevo decretazo»).
Damos gracias por tener trabajo pero el sistema genera la desmotivación. Y todos los grandes esfuerzos que se hacen detrás del mostrador, llamando a la ética profesional, a la profesionalidad de los sanitarios, quedan, como no, detrás del mostrador. Y empieza a aparecer la peligrosa desmotivación… El tan de moda, “burn-out” (estar quemado) del trabajador sanitario, y como no, el riesgo que ello conlleva. Aumentan las listas de espera, las quejas de los enfermos, los insultos, las agresiones, así como el malestar del trabajador.
Pero nosotros no somos carniceros. Somos sanitarios y nuestra dejadez, la desidia, el abandono acaba repercutiendo sobre los de siempre: «los yonquis», los pobres desahuciados, expoliados por el sistema que, además ahora, también serán los beneficiarios del hecho que estemos “quemados”.
Para quienes aún no han sido expoliados y tienen dinerillo, pueden seguir dentro del sistema farmacéutico y continuar pagando las mutuas que se frotan las manos detrás del escenario, esperando recoger los que todavía tienen.
RESPONSABILIDAD Y EDUCACIÓN
La solución hubiera sido educar con el respeto por la persona, con el amor a la vida y despertando el sentido común, compartiendo la sabiduría del cuidar. Pero claro, la solución hubiera resultado muy barata y nadie se hubiera enriquecido.
Y así estamos, cada vez más insatisfechos, cada vez más enfermos, cada vez más gente que no sabe a quién recurrir… Y acabará siendo más sanador llamar al teléfono del gurú de la salud que reparte folletos por los buzones que pedir hora al médico de cabecera.
Ahora, sólo hay que reflexionar pero, evidentemente, todos juntos. Los pacientes tienen la misma responsabilidad que los profesionales. Y el sistema no es el único culpable de todo esto, y quien lo crea me parece que precisa de un ingreso a cuidados paliativos.
El sistema lo formamos todos y por lo tanto todos somos responsables de la situación. Si pudiera prescribir, lo haría con una receta blanca. Ni roja ni verde, sino blanca, y que cada uno se la pagara, donde dijera: “¡responsabilidad!” Y así lo haría extensivo al resto de la humanidad.
Hace pocos días, nos visitó un ilustre doctorado en económicas. Perdonad pero no recuerdo el origen ni el nombre. Pero sí sus palabras. Este señor predijo años atrás el fin de la burbuja inmobiliaria y lo que pasaría en nuestro país, como buen analista financiero. Cuando se le preguntó sobre por qué estábamos en esa situación fue muy claro… por ignorancia… la falta de conocimientos y no tener acceso a una información libre, veraz y comprensible ha hecho que las familias del país se hayan hundido económicamente, confiando su salud financiera a los banqueros.
Todos nosotros hemos firmado prestamos hipotecarios y otras condenas con los bancos, y dudo que un % elevado de la población haya entendido o se haya mirado la letra pequeña de los contratos, o que haya preguntado al sr. notario qué quiere decir lo que me está diciendo, cuando lee y lee documentos que firmo por qué tengo que firmar. Todos hemos dejad la responsabilidad de nuestro dinero en manos de los bancos y de los que considerábamos entendidos. Porqué no disponemos de una información clara y libre. Esto se llama irresponsabilidad. Ahora vemos que los entendidos no eran tan entendidos o que los intereses de los entendidos eran más poderosos que el respeto y la honestidad.
«EMPODERAR» A LA POBLACIÓN
Y esto lo podemos traspasar a la salud: El ilustre Dr. comentaba que la solución pasaba por «empoderar” a la población: darle los conocimientos necesarios para que puedan tomar decisiones responsables.
¿Cómo hacerlo? a través de asesores libres que no puedan jugar con tu dinero, que ni obtengan beneficios ni pérdidas sino que hagan sólo de asesores. Me sorprendió que hablara de asesores de economía financiera y lo hiciera extensivo a la salud hablando de profesionales de salud libres.
Deseo que este señor no se equivoque. Las predicciones evidentemente no eran buenas pero si la crisis logra empoderar a la población en conocimientos para hacerla libre, habremos encontrado su utilidad.
Ma José Bejarano
Osteopatia.Homeopatia.
www.mariajosebejarano.com
Foto: dima v