Imagino que todos estaremos de acuerdo en que nuestra vida equivale a la suma de muchas experiencias concretas y subjetivas que vibran en la piel de cada uno de nosotros.
De todas estas vivencias, habrá algunas que recordaremos como éxitos, porque tuvieron repercusiones positivas para nosotros, y otras las relacionaremos con emociones negativas porque no tuvieron el desenlace que esperábamos. Respecto a éstas últimas, a menudo caemos en el error de llamarlas: fracasos, lo cual, hace que nuestro estado emocional decaiga y nos alejemos mucho más de aquello que deseamos.
FRACASO
El término fracaso nos conecta con la incapacidad, con el error, con nuestros pensamientos y creencias más limitantes, con el “no puedo” y el “no soy capaz”, con la frustración, con los miedos, con la tristeza, con la desaprovación, etc. Podría continuar pero creo que no vale la pena. Después de leer todas estas características asociadas al “fracaso”, ¿no os parece que seria mucho mejor y más beneficioso para nosotros llamarlo aprendizaje?
APRENDIZAJE
Cuando tenemos un objetivo, un propósito concreto y estamos caminando hacia él, no siempre obtenemos el resultado esperado en el primer intento. A veces necesitamos incorporar algunas habilidades, estrategias o conocimientos para poder alcanzar aquello que deseamos. En estos casos, hasta que no tengamos lo necesario, quizás no tendremos éxito. Aun así, tampoco será, o no debería ser en nuestra mente, un fracaso. Muy al contrario, cuando no obtenemos el resultado deseado, es porque tenemos que aprender algo. Si no hacemos éste aprendizaje de qué es lo que ha fallado, volveremos a obtener un resultado diferente al esperado, lejos de nuestras expectativas. En cambio, si pensamos en por qué no nos ha salido, en qué es lo que debemos aprender, incorporar, modificar… de nuestro proceso, y lo encontramos, seguramente en el siguiente intento lo vamos a conseguir.
PERSISTE Y CREE EN TI
Por esto es muy importante que si deseamos algo de verdad, no tiremos la toalla tras el primer aparente error. Este seguramente será parte del proceso, del camino que nos llevará al objetivo que nos hemos propuesto.
Una vez más, nuestra autoestima tendrá un papel muy importante en éste proceso de aprendizaje. Cuanto más confié en mi, en que yo puedo conseguirlo, en que soy capaz, más me esforzaré en volver a intentarlo, en hacerlo mejor, en superarme, hasta abrir mis brazos para recibir la recompensa final: el éxito
PENSAMIENTOS Y EMOCIONES
Además, como ya sabéis, cuando alimentamos en nuestra mente pensamientos negativos, éstos nos generan emociones negativas y éstas nos impiden que estemos en sintonía con aquello que queremos. Nuestra realidad se crea a través de nuestros pensamientos, ya sean positivos o negativos, y el secreto para calibrar si aquello que pensamos va a ser beneficioso o no para nosotros, es observar nuestras emociones.
Pensamientos positivos = emociones positivas: alegría, excitación, bienestar, calma…
Pensamientos negativos = emociones negativas: miedo, tristeza, resentimiento, odio…
Para conseguir aquello que deseamos, es necesario tener bajo nuestra piel emociones positivas, que nos llenen de bienestar, de paz interior. Sólo así estaremos en sintonía con nuestros propósitos y los podremos conseguir.
Sílvia Congost Provensal
Psicóloga – Terapeuta – Coach Personal
Especialista en autoestima y relaciones
www.silviacongost.com